Viendo a Lupe encerrada en casa, en bata y zapatillas, nadie diría que en los 80 fue una estrella del rock. Atrás quedaron los conciertos, la fama y los éxitos. La agorafobia no le permite salir de casa. Depende totalmente de Paquita, su madre, una mexicana supersticiosa y con gran corazón, que no sólo se ocupa de su hija sino también de su nieto adolescente, Pancho. El problema es que a Paquita se le acaba el tiempo y no quiere marcharse sin antes recuperar a su hija.